miércoles, 13 de noviembre de 2013

LOS SÍMBOLOS DE LA MONARQUÍA ESPAÑOLA

La monarquía española es una gran desconocida si hablamos de su funcionamiento y sus símbolos,... Este artículo tiene como objetivo arrojar un poco de luz, puesto que pese a tratarse de la forma política del Estado en el que residimos es una información poco presente en nuestras vidas.
Al contrario de lo que ocurre en otros países cercanos al nuestro en el que sus ciudadanos adquieren conocimientos sobre la Jefatura de Estado desde el colegio, en España no se nos enseña, ni explica la simbología y funcionamiento de la monarquía, lo que lleva a escuchar verdaderos sin sentidos.
En la historia de la monarquía española existen pocos precedentes de coronación de un Rey. La última coronación se realizo en el siglo XIV, en esta época consistía en la elevación del soberano sobre un pavés y su aclamación como Rey por los dignatarios del reino y el pueblo. Esta costumbre fue adaptándose a los tiempos, fue sustituida por la proclamación ante las Cortes después de haber jurado obediencia y cumplimiento de las leyes, fueros o constitución vigentes.
El punto anterior nos lleva al por qué de que en España no existan unos objetos (corona y cetro) específicos para la ceremonia de coronación como en otros países, pero si unos símbolos monárquicos ceremoniales.
La corona, procedente del reinado de Carlos III, ha sido utilizada en todas las coronaciones y funerales de soberanos desde la proclamación de Isabel II. Dicha corona es el símbolo de la Monarquía, representa el carácter secular del régimen político español.
En términos heráldicos, esta corona no cumple lo establecido para la Corona de los Reyes de España. Según estos dictámenes debería ser de oro con piedras preciosas engastadas y en realidad es de plata bañada en oro, con ocho florones en los que aparecen los Armas de los Reinos de Castilla, León, Granada, Parma, Tirol y las Armas de los Borbones (la flor de lis), además de tener unas dimensiones excepcionalmente grandes.
A su vez las diademas deberían estar cargadas de perlas y en realidad son coronas de laurel, haces de palmas y espigas de trigo con las que se pretende simbolizar abundancia y progreso. De su punto central emerge una cruz, por proceder de monarcas católicos.
El cetro se piensa que procede del reinado de Felipe IV, por lo que es más antiguo que la corona, y los materiales utilizados en el mismo son oro, plata, rubíes y cristal de roca.
Ambos objetos se perdieron en la Guerra de la Independencia en los saqueos llevados a cabo por los franceses, al igual que las joyas reales reunidas y creadas por los Austrias y los Borbones.




martes, 3 de julio de 2012

EL PAPEL DEL ANFITRIÓN


Las tareas del anfitrión comienzan por establecer el tipo de evento que quiere organizar y la imagen que quiere dar con el mismo, un punto clave para dar la imagen deseada es la lista de invitados. Dentro de la citada lista debemos incluir invitados fundamentales (de honor, oficiales, de amistad, comerciales y de prestigio) e invitados que confirmaron su asistencia. Siempre es recomendable tener a mano una lista de invitados de reserva que sirva para cubrir a aquellos que hayan negado su asistencia.

El siguiente paso será ubicar a los invitados de forma correcta y tener claro ese plano con la suficiente antelación. Podemos colocarlos respondiendo a las siguientes preguntas: ¿quién?, ¿cuándo? y ¿cómo?

Situándonos en la fecha del evento el anfitrión deberá seguir ciertas pautas de comportamiento que le aseguraran el éxito ante sus invitados. Debe mantenerse un ambiente de respeto y cortesía, pudiendo definir estas dos cualidades como un trato de deferencia en función de la edad, superioridad o mérito acompañado de una serie de atenciones dadas con un toque de delicadeza, amabilidad y afabilidad. Esto permitirá que la persona haga gala de su educación y cultura, incluso bajo condiciones hostiles que dificulten su aplicación.

Es un punto muy importante que el anfitrión sepa atajar ciertas situaciones incomodas de la forma más discreta posible y procurando que los implicados no se sientan demasiado incómodos. Dentro de estas situaciones incómodas podemos incluir:
  • Las discusiones o riñas que se puedan producir. El anfitrión debe ser previsor e intuitivo ante este tipo de situaciones, para así poder cortarlas lo antes posible. Si ve que no puede con esta tesitura, puede pedir ayuda a alguien de confianza para calmar el ambiente. Durante el resto de la velada el anfitrión tratará de mantener alejadas a las personas que han tenido algún tipo de rozo. Si vemos que es muy grave podemos llegar a pedir a uno de los participantes en la riña que se vaya.
  • La desaparición de algún objeto. Dada la incomodidad de esta situación y de plantear esta cuestión a los invitados, primero debemos asegurarnos de que el objeto que echamos en falta realmente se encontraba en el lugar que nosotros pensamos y que no lo hemos guardado al prepararlo todo para el evento. Cuando estamos seguros de que el objeto falta puede ser que hayamos visto al invitado coger el objeto o que no sepamos quien ha sido. Si sabemos quién ha sido lo más conveniente será llevar a esa persona a un lugar íntimo para plantearle la cuestión y decirle que si repone lo que ha sustraído no hablaremos del incidente. En caso de no saber quién ha sido, podemos darlo por perdido si es un objeto de poco valor y en caso de ser una pieza de mucho valor plantearemos el problema de forma directa dando la opción de devolverlo de forma discreta cuando el resto de los invitados se hayan ido o al día siguiente del evento.

Sabiendo controlar estas cuestiones el anfitrión tiene la clave para solucionar los problemas más embarazosos con los que se puede encontrar el día del evento.

jueves, 26 de abril de 2012

SOBRE EL USO CORRECTO DE LAS GAFAS DE SOL


La gran variedad de prendas y complementos que hay en el mercado hacer que elegir un vestuario y complementos correctos para cada ocasión se convierta en una tarea compleja. Existen errores muy comunes cometidos por todos en cuanto a la vestimenta seleccionada para cada ocasión, pero el uso de complementos suele suscitar mayores problemas.

Podríamos analizar ampliamente este tema desglosando todo tipo de errores en la utilización de una gran variedad de complementos, pero centraremos este análisis en la forma correcta de utilizar las gafas de sol y los fallos más comunes.

Las gafas de sol cumplen la función de proteger nuestra vista de los rayos solares, por lo que su uso solo se considera correcto en espacios abiertos, es por esto por lo que nunca se debe entrar con ellas puestas a un sitio cerrado (restaurantes, iglesias, comercios, etc.) Existe una excepción a esta máxima y es el uso de este elemento por motivos de salud, caso en el que pueden mantenerse puestas.

Partiendo de la premisa anterior, debemos tener en cuenta varios supuestos con los que no estamos muy familiarizados. Debemos quitarnos las gafas de sol siempre que hablemos con una persona y nos presenten a alguien, ya sea hombre o mujer. Nos olvidaremos de este tipo de gafas cuando asistamos a actos donde se exija vestir de etiqueta, salvo personas con lesiones oculares o enfermedades; de todas formas procure usar unas lo más discretas posible.

En el momento en el que no las estés utilizando no se las coloque en la cabeza, colgadas en el escote o encima de una mesa de un restaurante. Guardelas siempre en el bolso dentro de su funda o estuche correspondiente, en el bolsillo de la chaqueta, etc.

A la hora de quitárselas un momento para hablar o saludar, no juguetee con ellas, chupe las patillas o gestos parecidos, no son demasiado correctos.
No hay que dejarse llevar por modas muy extendidas e impuestas por personajes conocidos que ocultan su rostro tras grandes gafas tanto en lugares abiertos como cerrados, con el objetivo de ocultar una mala cara y preservar cierta intimidad o anonimato. Estes comportamientos no deben llevarnos a error, hagamos siempre un uso correcto dentro de lo establecido por las normas protocolarias, lo contrario puede llevar a dar una imagen errónea de nosotros mismo, pudiendo llegar a parecer poco educados.

martes, 20 de marzo de 2012

PROCEDENCIA DEL TÉRMINO PROTOCOLO


El término protocolo, procede del latín "protocollum" y a su vez procede del griego (en griego deviene de "protos" primero y "kollom" pegar). En su significado original, "protocollum" era el inicio de un escrito en la que se marcan unas instrucciones. Esta definición marca el inicio de lo que será el verdadero significado del término protocolo.

El diccionario de la Real Academia Española nos dice que, entre otras acepciones, protocolo es: La regla ceremonial diplomática o palatina establecida por decreto o por costumbre.

Algunos historiadores nos dicen que existían términos y expresiones protocolarias en documentos tan relevantes como el Código de Hammurabi , en los jeroglíficos del antiguo Egipto y en abundantes referencias escritas.

La educación ha sido uno de los grandes responsables de la evolución del hombre. Se ha comprobado que desde tiempos muy lejanos existen pautas sociales y normas de comportamiento ante ciertos eventos. Encontramos repartidas a lo largo de la historia todas estas reglas, pero hay un hecho definitivo y notorio que nos da un punto de partida: la creación de la corte. Esto será un punto culmen de las buenas maneras.

En esa época se decía que la nobleza no se lleva exclusivamente en el origen, sino en la forma de comportarse ante cualquier situación y persona. Este es un hecho que deberá ser tenido en cuenta siempre en nuestra vida. Independientemente de tu origen o condición, todos somos personas y hay que demostrar un comportamiento educado en todo momento. Los trovadores y las novelas de caballería daban buena cuenta de el esplendor de las buenas maneras, además de aconsejar sobre como debe ser y comportarse una dama o un caballero educado.

Entre las publicaciones de la época podemos destacar "El Cortesano" de Baltasar de Castiglione , un punto de referencia en el mundo de las buenas maneras. Puede ser considerado como el primer libro colmado de información sobre el comportamiento educado. En él se hace referencia, con todo lujo de detalles, a muchos aspectos del protocolo de aquella época.

La buena educación no es una cuestión de modas, es algo innato de la condición humana, aunque el paso del tiempo cause la obsolescencia de las reglas de comportamiento y provoque que estas deban ser adaptadas al momento histórico al que estemos haciendo referencia. Las buenas maneras nos hacen más libres y tolerantes.

Siempre encontraremos quien no comulgue con la idea antes expuesta, no obstante están errados en su planteamiento. Ahora bien, tampoco se debe abusar, llegando a ser presuntuoso. Cualquier exceso es malo. La buena educación nos facilita la apertura de muchas puertas y dice mucho de las personas . Una conocida frase de Talleyrand , Príncipe de Benevento, reza: "Solo los tontos se ríen de la buena educación".

Los modales no hay q forzarlos, deben ser algo natural. Una de nuestras máximas debe ser: si no sabe, es mejor no fingir -puede hacer un ridículo espantoso-; observe el comportamiento de la gente que esta a su alrededor -o como dice el refrán: "donde fueres haz lo que vieres"-. 

En cualquier caso, no sienta vergüenza, siempre es mejor preguntar, que actuar por nuestra cuenta y riesgo, dado que las costumbres son muy dispares, y podemos "molestar" sin ser conscientes de ello. Tengamos siempre en cuenta que dependiendo de la cultura un mismo acto tiene significados dispares, pero no por ello debemos dejar de actuar de un modo respetuoso. Un talante abierto, nos permitirá actuar en cada momento de la forma más adecuada. Precisamente el protocolo trata de sumar esfuerzos para que estos "inconvenientes" no aparezcan en grandes actos o eventos con participantes de diferentes culturas.